¿Qué se puede decir sobre ellas? Todo y nada a la vez, son simple y llanamente bellas en el más amplio sentido de la palabra, encierran la perfección de la simplicidad.
Pero, ¿sabéis por lo que realmente me gusta esta foto? Por cómo fue tomada, dónde y con qué cámara.
¿Dónde la hice? Seguro que piensas que fue en el campo, rodeada de naturaleza. Te equivocas. Estas preciosas amapolas decidieron ser urbanitas y nacer en la poca tierra que rodea a los árboles, en una acera del Cabañal de Valencia.
Si miras detenidamente la foto, verás en todo lo que es el follaje, que la foto tiene granitos, esto es porque la realice con una de las primeras cámaras digitales, eso sí, profesional, una Olympus E1 del 2003, ¡solo tiene 5 megapixeles! Muchos menos que tu actual teléfono móvil. Como ves, es una dinosaurio en el mundo de la tecnología.
Pero como sucede con todo los primeros amores, nunca se la olvida y, cuando me decido y salimos juntas, me regala estas magníficas imágenes.
*Foto realizada con: Olympus E1