Miraba por la claraboya* el mar infinito. Hoy estaba más tranquilo que de costumbre; mostraba un azul como pocas veces había visto. Ya llevaba horas navegando y no había atisbos de que cambiara nada.
Pero de repente escucho una voz, alguien que lo llamaba reiteradamente, una y otra vez, y así de improvisto, dejo la ensoñación en la que se encontraba, regresó a su rutina laboral y plasmó su sueño en esta ventana redonda que le recuerda su ansiada claraboya.
*Foto realizada con Nikon 750