Continúo caminando por la calzada empedrada. Me entretengo en mirar con qué meticulosidad han colocado uno a uno los adoquines*, cómo la propia naturaleza los ha enmarcado, es asombroso.
Al verlos recuerdo otras calles, otros lugares por donde caminaba de la mano de quien me quería y protegía.
Y así sin darme cuenta, descubro la similitud entre los distintos lugares, por muy distantes que estén entre sí. Siempre encuentro en mí deambular calles empedradas adornadas con plantas y con un gato que por estar tan somnoliento no es capaz de caminar para tumbarse al sol.
Pero, ¿estos encuentros solo son cuestión del destino o poco a poco voy guiando mis pasos hasta encontrar el lugar por donde siento que camino de su mano?
*Foto realizada con: Nikon 750