Casi se pone el sol, y la inquietud que me envuelve no me permite deleitarme con este atardecer que nos regala una magnífica hora dorada.
Como todos los años, llegó el día más temido, el final del verano y el fin de las vacaciones. Siempre saben a poco pero este año, mucho más, no he podido recuperar, en estos pocos días, todas las risas y diversiones que durante meses han estado vetadas.
Pero no todo es tristeza, vuelvo a mi hogar y a realizar esas pequeñas cosas que me gustan, como retomar el trabajo viendo las fotos realizadas y plasmar lo que siento en ellas.
*Foto realizada con: Nikon D750