¡Música, maestro!, así debe comenzar mi día, con música. Me gusta toda ella, la música clásica, el jazz, el pop, la bossa nova…
Decir que es mi válvula de escape se queda corto. Podría definirme como un ser de música, me permite cantar y bailar cuando me siento alegre, acompañarme cuando me encuentro cara a cara con la melancolía y lo que, para mí es más importante, en los momentos en los que la ansiedad, los miedos y angustias se apoderan de mí, consigue que todo mi ser regrese al sosiego.
Pero debo reconocer que, a pesar de todo lo que amo la música, mis dos pies son izquierdos, no son capaces de distinguir un 2 por 4 de un 4 por 4 y, como imaginarán, corroboro que soy incapaz de leer una partitura y ¡qué decir de interpretarla! Mis dos oídos también son izquierdos.
Así que simplemente continuaré disfrutando de la música en todo momento, al conducir, caminar o al escribir este texto.
*Foto realizada con: Nikon Z6