Descubro otra de mis pasiones, las cúpulas. No puedo resistirme a fotografiarlas. Todas me parecen hermosas, pero esta en particular, prácticamente sin color, casi de un blanco inmaculado, parece que nos grita: «no necesito del color, soy magnífica por mí misma, admiradme tal cual soy, sin adornos innecesarios y superfluos».
La luz que entra por la linterna la baña de una luminosidad poética que realza su blancura.
Pero, a pesar de tanta perfección, le encuentro un defecto, solo uno y puede que me suceda solo a mí, me recuerda a las tortas de merengue como las que su usan para los banquetes nupciales, así que debo luchar con la tentación de no ir rauda y veloz hacia la pastelería a por ese ansiado merengue.
*Foto realizada con: Nikon D4S